La industria de la construcción históricamente permanece con una baja productividad a nivel mundial debido a su casi nula innovación a pesar de tener las herramientas para hacerlo. Mantiene regulaciones que no favorecen al éxito de los proyectos; cuenta con esquemas contractuales obsoletos; tiene un pobre o nulo entendimiento de quien encarga el proyecto de construcción (Estado o privado); permanece con vicios en los sistemas de contratación vigentes (públicos y privados); tiene falta de audacia para cambiar las cosas en la industria por parte de los mismos actores, entre otros factores. Esta situación provoca diversas pérdidas para todos: empresas, contratantes y sociedad en general.

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